Miro al cielo, este cielo estrellado, en esta noche que se presenta con tantos pensamientos inciertos. Mi corazón palpita despacio, con la parsimonia de una nube al viento. Y me pregunto: ¿estás allí? ¿Puedes oírme? Si alguien sabe lo que siento, ese eres tú. Si alguien puede medir la dimensión de mis profundas interrogantes, ese eres tú. Y por eso, sólo a ti he confiado mi corazón. Sí, tengo mis altos y mis bajos. A veces pueden desanimarme las circunstancias. Y la espera de tus promesas, en ocasiones, resulta una tortura insoportable. Pero, ¿a quién tengo, sino a ti? ¿A quién quiero, sino a ti? Nadie me llena como lo haces tú. Nada me satisface como tú. Y mi corazón va en pos de ti, como un niño desesperado que busca refugiarse en los brazos amorosos de su padre. A veces quisiera sentir tus brazos rodeándome. Quisiera ver tu rostro. Tu mirada bastaría para sanar mi interior. Tu sonrisa me proporcionaría la paz jamás soñada. Una palabra tuya, bastaría para fortalecerme. Por favor, te pido, no me olvides. No me deseches. No ahora, que he llegado hasta aquí contra viento y marea, porque mi vida, [tú lo sabes], ha sido una tempestad que sólo tú has podido contener. Tú, que conoces mi corazón, escudríñame. Cerciórate de que es cierto. Puedes entrar a cada habitación de mi alma. No me importa que veas lo peor de mí. Porque prefiero caer en tus manos, que en la de los que desean mi mal.
—Lihem Ben Sayel.
Salmo 63:1-8
Salmo de David, acerca de cuando estaba en el desierto de Judá.
1 Oh Dios, tú eres mi Dios;
de todo corazón te busco.
Mi alma tiene sed de ti;
todo mi cuerpo te anhela
en esta tierra reseca y agotada
donde no hay agua.
2 Te he visto en tu santuario
y he contemplado tu poder y tu gloria.
3 Tu amor inagotable es mejor que la vida misma,
¡cuánto te alabo!
4 Te alabaré mientras viva,
a ti levantaré mis manos en oración.
5 Tú me satisfaces más que un suculento banquete;
te alabaré con cánticos de alegría.
6 Recostado, me quedo despierto
pensando y meditando en ti durante la noche.
7 Como eres mi ayudador,
canto de alegría a la sombra de tus alas.
8 Me aferro a ti;
tu fuerte mano derecha me mantiene seguro.
Compártelo si te ha gustado
Relacionado
Publicado por Lihem ben Sayel
"Una vida con un propósito que cumplir..."
Ver todas las entradas de Lihem ben Sayel
Ya extrañaba leer tus letritas
Me gustaLe gusta a 1 persona
Amigo, qué bueno tenerte de vuelta. ¿Cómo te va todo? Espero que estés bien… Un abrazo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muy bien, vuelvo a publicar ilustraciones que tanto extrañaba. ¿Y tú que tal?
Me gustaLe gusta a 1 persona
Pues ya soy mami jeje así que disfrutando esta nueva etapa 😃
Me gustaMe gusta
Woooo que increible y muchas felicidades 🙂
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gracias amigo 🤗
Me gustaMe gusta