Fíjense, que no encuentro mejor expresión para describir lo que siento. Qué fastidio. No se imaginan el enorme bajón que me ha venido al conocer que hoy era el último chat digital de Carlos Boyero en «El País». Precisamente ayer había pensado en hacerle una pregunta (ya que hace mucho que no lo hacía). Y cuando entro a la entrevista digital, afirman que era su último chat.
Qué ENORME fastidio. Y hasta unas pocas ganas de llorar. (Vale, muchas.) ¿Dónde se supone que volveré a contactarme con él? Les parecerá ridículo, pero a estas alturas era la única persona con la que podía sentir cierta afinidad (en algunos aspectos, obviamente). Las otras personas se han ido. Otra vez encerrada en mi propio laberinto.
Parece una tontería. Pero créanme, que a estas alturas de mi vida llena de «crisis de amistades que nunca cuajan del todo», personas lejanas (pero a la vez cercanas) como Boyero, eran un hermoso ideal. Le deberé un par de cosas, entre ellas, que me haya presentado a Jhumpa Lahiri. La escritora más elegante y quirúrgica que conozco.
Adiós, mi querido amigo, con quien podía hablar de literatura… «Seguro que nos encontramos en el camino».
P.d.: No es recomendable escribir de estas cosas mientras escuchas «Gymnopédie #3» de fondo. Te pones a llorar. (En caso de embarazo, el malestar se torna agudo).
Lo siento lihem. Entiendo tu pesar.Me ha pasado lo mismo. Saludos!
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Muchas gracias querida. A veces las cosas son así, qué se le va a hacer. Un fuerte abrazo.
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A ti. Siempre vuelves con cosas hermosas que regalarnos. Un abazo a ti.
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Gracias querida, un abrazo.
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A ti.
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