<< Cierta noche de luna, me contaron la historia de una mujer que vivía encerrada en una torre. Dentro de su cárcel había también un monstruo, un fiero dragón, que la tenía permanentemente vigilada, intimidada y asediada. En el corazón de tal mujer, sólo habitaban el miedo y la opresión. Ella hacía todo lo que el dragón quería: lloraba o reía, bailaba o dormía, conforme a lo que él le pidiese. También la inquiría para obtener los preciados tesoros que ella guardaba en lo profundo de su corazón, y así poco a poco se proponía desgastarla, hasta llevarla a la locura, o incluso la muerte, obligándola a hablar. Pero era en ese momento cuando ella transgredía las órdenes de aquel monstruo. «No hablaré, no te responderé. No hablaré», -pensaba para sí. El cruento dragón se exasperaba, le gritaba y la violentaba. Pero ella seguía sin hablar. Cuando las grotescas escenas llegaban a su fin, ella se retiraba, herida, a su celda. Allí cerraba los ojos, tomaba papel y lápiz, y se imaginaba corriendo a lo profundo de un bosque, bajo la luz pura de las estrellas, y el sonido de los búhos y otros animales nocturnos. Allí, lejos del dragón, ella escribía. Nadie podía detenerla. Ni gobernarla. Ni cohibirla. Ni mucho menos dominarla. Porque en medio de sus prisiones, sólo escribiendo encontraba la paz. Su ansiada libertad. >>
-Lihem ben Sayel
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Gracias…
Muy bonito, hay muchas mujeres que no pueden evadirse de su dragón ni escribiendo y ya no hay príncipes que maten dragones. Pero aún hay dragones que matan mujeres. 😕
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Gracias Antonio. Un dragón en la vida de un hombre y de una mujer puede representar todo aquello que le mantiene prisionero. Hay algunas personas que sólo buscan evadirse. Lo ideal sería buscar la libertad.
Un abrazo 🙂
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Todos vivimos rodeados de dragones por el poder que le hemos otorgado, esperando ser salvados, cuando la libertad depende de cada uno de nosotros.
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Sí. No hay que otorgarle poder a aquello que posee la capacidad de destruirnos.
🙂
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Por cierto extraordinario relato y la música excepcional.
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¡Gracias amigo! Me entusiasma que hayan sido de tu agrado 🙂
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Buen relato y puesto en la vida real hay muchas mujeres asi, encerradas y acorraladas por el dragon. Por cierto la imagen preciosa y donde las consigues?.
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¡Gracias Carmen!
Las imágenes las encuentro en Google, buscando con palabras claves lo que me interesa.
Un abrazo 🙂
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Qué padre, y quizás tu hermoso cuento es para hombres y mujeres, tal vez ambos encaramos a esa bestia y tratamos de escapar de ella.
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¡Síiiiii! Ay, no te imaginas lo que me alegra que lo hayas interpretado así 🙂
Un abrazo querido amigo Kun.
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Sí, no es que quiera ser «princeso», ja ja!
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Jajajajajaja xDD
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Brillant, intelligent et bien écrit ! Une excellente histoire. Bravo !
La peur étouffe notre pensée et nos actions entrave. Il crée l’indécision qui se traduit par la stagnation. Cette stagnation résultats la perte de possibilités. La perte érode confiance et nous envoie dans une spirale descendante qui nous suit pour le reste de nos vies, comme le charrette suit le cheval.
Bravo ! j’adore !
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¡Otra vez me sonrojé!
La verdad es que esta valoración es maravillosa, pero viniendo de un auténtico artista y escritor como tú, hace de este comentario un elogio superior.
Como siempre te digo, gracias por valorar positivamente mis escritos.
Un gran, gran, gran abrazo…!
🙂
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Mmm… La encontré fuerte para mi caso particular. De todas maneras creo que las princesas deben proponerse a ser más fuertes. Ver esos escritos como un manual, o algo así… Bueno, creo que estoy llevando esto a un plano más real porque se me ha presentado el caso de que yo no pude matar a un dragón. Estaba luchando con mi propio dragón y no vi qué tan fiero era el dragón de mi ahora ex-princesa.
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Este comentario tuyo tan personal me ha tocado el corazón. De todas formas, hemos relacionado que el «dragón» sólo ataca a «princesas». Y hemos visto a las «princesas» como mujeres frágiles y endebles que siempre esperan a que alguien las rescate. En verdad, como tú dices, todos luchamos contra algún dragón. Es interesante lo que dices, porque tú luchabas contra un dragón y tu princesa con otro. Eso me enseña la importancia de no centrarnos en nosotros mismos, y en nuestros dragones», porque también los que amamos tienen su propia lucha, y talvez podríamos ayudar.
De verdad, agradezco tu comentario, y que compartas tu experiencia.
Un abrazo Eddie.
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Y la verdad es que a veces hay dragones viviendo en casas sencillas o mansiones doradas.
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Toda la razón… 😉
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