CONFESIONES :o, MUY PERSONAL, REFLEXIONES, VIVENCIAS DE UNA ESCRITORA

¿POR QUÉ YA NO ESCRIBIMOS CARTAS?

No sé si escribiré algo más este año, por lo tanto este es mi regalo final. Me refiero a «Hallelujah» de Leonard Cohen, pero interpretada por Jeff Buckley. Si aman la música como yo, seguramente coincidirán conmigo en que este tema es profundamente hermoso. Amo esta versión en especial…

NOTA: lo siguiente es un poco visceral. 😀 😀 😀

Todo va muy rápido. Vertiginosa, sería talvez la palabra exacta para describir la velocidad a la que el mundo nos somete. Casi no hay libertad para ser sinceros, para ser nosotros mismos sin máscaras. Casi que nos asfixia la superficialidad y el encantamiento de «lo veo, lo quiero». Todo así, todo tan básico. Tan torpe y deshonesto. Carente de valor, de honor, de calidez.

Esta entrada es una protesta hacia lo que veo y no quiero aceptar. Quizás la palabra que más resuena en mi mente es «indignación», mientras que en mi corazón hay una llama muy pequeñita que este sistema ha querido apagar, pero que protejo con toda la fuerza de mi ser.

¿Por qué ya no escribimos cartas? Y no, no solamente me refiero al hecho literal en sí. Vamos a leer entre líneas. Me refiero a ¿por qué hemos permitido que todo ahora sea tan superficial? ¿Por qué hemos dejado que el gélido viento de la indiferencia y del egoísmo penetren en nuestras almas?

Hace unos días eliminé mi perfil público de Facebook; y no conforme, eliminé también de mi teléfono la aplicación de Whatsapp. ¿Por qué? Pues porque cuando me senté y quise pensar a cuántas personas podría escribirle una carta (la cual valorarían), la lista era devastadoramente pequeña.

Eso me entristeció, debo decirlo. Pero no hablo de una tristeza momentánea. Hablo de ese tipo de tristeza de, cuando por ejemplo, tus hijos tienen 20 años y de pronto te dices: ¿en qué momento dejaron de ser niños? Te das cuenta de que algo se ha ido, y que amenaza con no volver.

¡SÍIII! ¡LO ADMITO! ¡Me harté de los mensajitos de «copia y pega» para estas fechas! ¡NO! Me resisto a esto como una persona cuerda a la que quieren forzar a entrar en un manicomio. Cuando estaba pensando cómo argumentar esta entrada, no quería hacerlo desde el punto de vista victimista, ni excesivamente melancólico, ni fríamente pragmático, ni coléricamente alarmante, ni puramente retórico. Sólo quería que fuera real. Y sólo quería que alguien, al leerlo, pudiera sentirse provocado a decirme: «sí, siento exactamente lo mismo que estás sintiendo».

CALIGRAFIA 01(2)

Creo que esa sería la única forma de sentirme feliz, complacida, acompañada: sabiendo que no soy la única que lo echa de menos, ya sabes, aquello de ser genuino, auténtico, de ser cálidos, bondadosos, de mirar de verdad por las necesidades de los demás, de si el que está al lado necesita una sonrisa cómplice, un abrazo de consuelo, unas palabras de ánimo… o una carta donde expreses cosas hermosas y sinceras que llegarán al corazón.

Confieso esto: estuve al borde de decir «¡rayos! a mí hace muchísimo tiempo que nadie me escribe una carta de esas buenas, así que ¿por qué debo de hacerlo yo? ¿Por qué debo intentar mantener esa pequeñita pero sublime llama dentro de mí? ¿Por qué mantener esto cuando tal vez ya es demasiado arcaico?»

Y créanme, no sé si son las hormonas, o la Navidad, o que soy una sensiblona, o la voz de Jeff Buckley que escucho al fondo mientras escribo esto, pero se me hace un nudo en la garganta y se me llenan los ojos de lágrimas. Y entonces, recapacitando, me digo a mí misma: no dejes de hacerlo, no dejes de escribir cartas, no dejes de expresar tus sentimientos.

Y eso haré. Iré a la papelería, compraré papel bonito y cinta dorada, y me sentaré en mi bendita mesa, pondré a Ludovico o a Debussy de fondo y escribiré cartas a las personas que más amo en esta tierra. Enrollaré la carta con la cinta dorada y pondré el sello de cera sobre ella, la perfumaré y la pondré en una bolsa de colección que compré en Irlanda hace mucho. E iré entregando esas cartas con una sonrisa, un abrazo, y un «espero que te guste».

Sí… eso haré… 🙂 🙂 🙂

Porque soy humana. Porque no soy de piedra. Y porque no quiero parecerme a un bonito, rápido, eficaz e inteligente robot que haga de todo, menos sentir. Quiero ser cercana. Real. Cálida.

Siempre vuestra,

eeeee

🙂

images (4)

P.D: por cierto, el libro de abajo es una nueva publicación de Salamandra, (siento debilidad por esta Editorial). Me lo voy a comprar y/o lo voy a regalar. Se llama «Cartas Memorables». Y como ven, ya sabrán de qué va. Besitos…!

libro-cartasmemorables

14 comentarios en “¿POR QUÉ YA NO ESCRIBIMOS CARTAS?”

  1. No eres la única, yo todavía hago cartas a las personas que amo y lo hago de mi puño y letra, aunque parezca infantil escribir a mano lo que puede escribirse en una máquina, pero creo que las letras sinceras y escritas a mano tienen el doble de valor. También me gusta hacer pequeñas manualidades de papel, tela o hilo y entregarlas junto a las cartas.
    Un abrazo. 🙂

    Me gusta

    1. Jeje… bueno, tú tienes más nivel que yo, porque ¡soy pésima con las manualidades! Me ha alegrado mucho tu comentario 🙂 Gracias a Dios aún queda gente como tú. Un abrazo 😀
      PD: yo también amo escribir de puño y letra.

      Me gusta

  2. Imagínate si ahora no se ocupan los 140 caracteres .. la tecnología a borrado el toque mágico de escribir una carta el aroma de la tinta y la sensación que implica desafiar una hoja en blanco con hermosas letras.

    Me gusta

  3. Mi mensaje de ánimo para ti. No puedo decir que me siento igual, pero sí que te comprendo. Muchas veces pensé si yo sería la única persona del mundo que sentía lo que mi corazón me gritaba, pareciendo ir al revés de todo y de todos. Al final, depende de uno mismo mantener la calidez y autenticidad de corazón, es derecho pero también obligación, sea lo que sea lo que pase fuera, haz lo que sientas y estarás en paz contigo misma. No dudes en deshacerte de lo que no te sirve y en actuar como lo que somos, sensibles y con valores. Ufff…vaya rollazo te acabo de soltar… 😉 , pero va con cariño y apoyo! Un fuerte abrazo, princesa!

    Le gusta a 1 persona

    1. No..! No ha sido un rollazo Silvia 🙂 Me ha gustado mucho lo que has expresado. La calidez y los valores son una decisión propia y uno debe mantenerse firme en lo que cree pase lo que pase. Gracias por los ánimos como siempre.
      Un fuerte abrazo con mucho cariño guapísima!

      Le gusta a 1 persona

  4. Me encantó tu entrada y me indigno darme cuenta que sólo he recibido una carta en mi vida, aún la recuerdo con claridad aunque ya no la conserve. El tiempo que la otra persona se toma para trazar palabras y frases a puño me parece el detalle más magnífico, no dejes de hacerlo nunca. Y por otro lado, soy de las personas que se niega a interactuar a través de redes sociales asuntos «íntimos»(no se me ocurrió otra expresión). Y es que si se quiere saludar, saber cómo está, etc. se busca a la persona de forma presencial. Por eso hace dos años cerré Facebook y dejame decirte que me han llamado extremista y me han visto como fenómeno. Sin embargo fue mi decisión y sí se puede vivir sin eso como en otras épocas. En fin, quería contarte mi experiencia y me extendí un poco no mas. Sigue adelante con lo que tú siempre creas! Un abrazo.

    Le gusta a 1 persona

    1. Pues primero antes que nada ¡TE FELICITO! por ser tan original y por ser de esas personas que sigue dándole valor a esas pequeñas pero maravillosas cosas que van quedando atrás con el paso de los años, la modernización y la tecnología. Muchísimas gracias por compartir tu experiencia, porque en verdad me ha enriquecido mucho, además de reforzar mi idea. Y sí que es lamentable que ahora, a pesar de tanta tecnología, en verdad vivimos más lejos de los demás, a pesar de estar tan «cerca». Eres genial y me caes súper bien Andyvarp 🙂 ¡Eres de las mías! 😀 Un fuerte abrazo.

      Le gusta a 1 persona

  5. Pienso exactamente lo mismo que vos. Mirá lo que serán las casualidades: ahora en enero publico una novela cuya trama parte desde la entrega de una carta al buzón equivocado. El mundo de las cartas despierta un submundo que esconde delicias de otra época, muy distinta esta que, como bien decís vos, representa a robots que se comunican mecánicamente, haciendo a un lado el corazón y todo aquello que nos identifica como humanos. La razón está por el suelo y es una lástima que no nos parezcamos ni siquiera a animales. Me ha gustado muchísimo tu entrada. Saludos, un abrazo.

    Le gusta a 1 persona

    1. Muchas gracias Alancena18 por este amable comentario. Y ¡muchísimas felicidades por la próxima publicación de tu novela! Pues ya que lo has dicho, confieso que me apetecería leer una novela que fluya en el bello contexto de las cartas 🙂 Así que no tengo duda de que tendrás mucho éxito en este fabuloso proyecto. ¿La buena noticia? Aún queda gente como nosotros que valoramos estas cosas preciosas… Si hacemos bien nuestro trabajo, talvez logremos que no mueran jamás. Un fuerte abrazo!

      Me gusta

¡Gracias por tu comentario! Un abrazo.