MI GRAN VICTORIA AL FINAL DEL CAMINO.

Cuando acaben mis días, soy consciente de que lo único que permanecerá en pie serán las convicciones sobre las cuales haya edificado mi vida. Soy consciente de que dejaré una huella en todo aquello que haya hecho, dicho, escrito y proclamado.

Cuando acaben mis días, sé que -a pesar de mis errores-, estos no habrán sido lo suficientemente irrevocables como para destruirme, porque hay una Gracia poderosa que me sostiene y me permite avanzar. Pues muy al contrario de lo que muchos piensen, el verdadero ‘fracaso’ no se halla en nuestras equivocaciones, sino en permitir que éstas nos detengan.

Y yo aún sigo aquí… 

Así que, cuando acaben mis días, me habré extendido a otras dimensiones aún desconocidas, pero profundamente arraigadas en mi interior. Sin embargo, también habré dejado un mensaje claro y diáfano, imposible de ignorar o esquivar: una luz tan intensa, imposible de ocultar. La cual a su vez, será transportada por otros testigos hasta alumbrar toda oscuridad.

Y aquel mensaje, habrá sido mi más gloriosa victoria.

«Lo que hacemos en la vida, tiene su eco en la eternidad.»

-Gladiator